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martes, 19 de abril de 2011

EL ROL DEL ABOGADO EN LA SOCIEDAD.

PUNTO DE ENCUENTRO.- La abogacía es una de las profesiones más trascendentales de la vida social, no solo porque se ejerce el Derecho como instrumento fundamental en la búsqueda de la ansiada justicia, por si es un elevado valor social, sino porque es menester directamente relacionado con los bienes jurídicos del individuo de la sociedad: la vida, la libertad y el honor entre otros, cuya protección organiza la Ley.
La importancia de esta actividad eminentemente social, no es solamente alcanzar la sentencia que repara la injusticia en un conflicto de intereses, sino que por su precisión de justicia, contribuya al reestablecimiento del orden social quebrantado, partiendo por el respeto de la dignidad humana y que se asegure la paz social. 
A través del proceso de transformación de las sociedades y del Derecho ha ido variando el concepto y la transferencia social de la abogacía desde Grecia hasta nuestros tiempos.
El Código de Justiniano, proporciona una de las más completas y bellas definiciones de la Abogacía: “No creemos que en nuestro imperio militar solamente las armas de espadas, escudos y corazones, sino también los abogados. En efecto militan los patrones de las causas. Quienes confiando en el arma de su gloriosa palabra defiende la esperanza, la vida y la descendencia de los que sufren”.
“La Abogacía es un constante servicio a los valores superiores que rigen la conducta humana”. Cada Abogado, en su condición de hombre debe tener la fe que su conciencia le indique.
Pero, en su condición de Abogado debe tener el Derecho porque hasta ahora el hombre no ha encontrado en su larga y conmovedora aventura sobre la faz de la tierra, ningún instrumento que le asegure mejor la convivencia.

El fin de la actividad del abogado es realizar la justicia por medio del Derecho. El Abogado debe ser no sólo el servidor de la justicia, sino también de la libertad. Los hombres son libres cuando las leyes son justas. La injusticia es siempre una forma de servidumbre y fuente de violencia.
Cuando la Justicia se aleja de la sociedad, su lugar la ocupa la violencia de los poderes ( grupos de poder económico ) sobre los oprimidos ( El Pueblo ) y estos acudirán a la violencia como recurso supremo contra la explotación o la opresión. Por eso, la Justicia es el otro nombre de la  Paz.
En este Tercer Milenio que vivimos, catalogado como la “era del conocimiento” y en la cual el Derecho se transforma constantemente, la Abogacía se aprende con sacrificio y en perpetuo aprendizaje y su estudio sólo concluye con la vida misma.
La Abogacía es ministerio de Paz social, su fin es la justicia.
Pero el derecho no es el fin de la Abogacía, ya que esta es superior más extenso que el Derecho, es la realización de la justicia, vale decir conseguir el equilibrio entre bienes y necesidades que conceda Orden social, debe tener conciencia de que su ministerio no sólo se cumple en la Abogacía de defensa buscando la aplicación de la Ley vigente.
La Abogacía en nuestra sociedad subdesarrollada, en que la justicia social es más profunda, debe estar orientada en el equilibrio entre Derecho y Justicia, en defensa de los valores supremos de la persona humana, la preservación de la paz en el mundo en condiciones de justicia para todas las Naciones, la defensa de los derechos del hombre y de las libertades democráticas, el derecho de los hombres al bienestar y del derecho de la Humanidad, de vivir en un ambiente sano y solidario, en paz y sin temor con dignidad y libertad.
Por, ello el abogado no puede dejar de reflejar, traducir o expresar su influencia en la sociedad en que actúa, especialmente en estos tiempos en que la anarquía, el despotismo o el menosprecio a la condición del hombre sacuden las instituciones y hacen pisotear los derechos individuales, entonces, la abogacía es militancia en la lucha por la libertad para el restablecimiento del Orden social. (José Luis Walter Ruiz Meza  Abogado -UPSMP-Promoción 89- “Jus  et libertas”)

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